Henys Peña (29/10/2019).
Los intereses que se encuentran
en juego.
La reserva más grande de petróleo
en el mundo, que duplican a la segunda mayor reserva, y que no es superada por
la suma de la segunda, tercera y cuarta reserva de crudo en el planeta, aun
estando pendiente la incorporación y “certificación” de yacimientos y
posibilidades de incrementar la "recuperación" de reservas a partir de nuevas
tecnologías.
Actores que intervienen
Transnacionales petroleras,
imperialismo mundial, empresarios, políticos y gobiernos subordinados a las
fuerzas imperialistas, empresarios locales y población opositora por una parte
y por la otra el pueblo y gobierno bolivariano, fuerzas políticas y gobiernos
progresistas del mundo, potencias mundiales enfrentadas al imperialismo,
fuerzas discrepantes en el seno del imperialismo.
Posiciones de los actores:
Antecedentes
A lo largo del siglo XIX con la
gesta independentista, se inició la ruptura con el modelo de dominación
colonial. Dominación que describiría magistralmente Simón Bolívar, en su
discurso ante el Congreso de Angostura (1819), al afirmar “Uncido el pueblo americano
al triple yugo de la ignorancia, de la tiranía y del vicio, no hemos podido
adquirir ni saber, ni poder, ni virtud. Discípulos de tan perniciosos maestros,
las lecciones que hemos recibido y los ejemplos que hemos estudiado, son los
más destructores. Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza; y por
el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición”, la victoria en
la guerra de independencia redujo, minimizó, e incluso en algunos períodos
logro eliminar la dominación por la “fuerza”, pero poco o nada pudo contra la
dominación por el “engaño” o por el “vicio”, menos contra la “superstición”.
Hasta finales del siglo XX, las
grandes empresas transnacionales del petróleo, lograron hacer pasar las
reservas de la “Faja del Orinoco” por bitumen, pagando impuestos
insignificantes al estado Venezolano por su extracción, pero sobre todo
haciéndole “ignorante” del poder que estas reservan significaban.
Estos antecedentes junto a la
doble adicción de la economía norteamericana resultan indispensables para
comprender la acción agresiva, en apariencia desmedida e injustificada, de
parte del imperialismo mundial y el gobierno norteamericano, contra el pueblo y gobierno de la república
Bolivariana de Venezuela. Pues "El resultado es claro la burguesía es hija de la colonia y viceversa, la opresión está reunida en maza bajo un solo estandarte, si la lucha por la libertad se dispersa, no habrá victoria en el combate... que si la lucha se dispersa no habrá victoria popular en el combate" (Alí Primera - Canción Bolivariana),
La doble adicción queda
claramente reflejada en los indicadores internacionales, los Estados Unidos es a un mismo tiempo el mayor consumidor mundial de petróleo y de drogas, la primera adicción es el
epicentro de su industria, una de las causa de su declive, y la segunda adicción es el instrumento por excelencia de “sedación” de cualquier resquicio de rebelión al costo de comprometer gravemente la salud física y mental de su población, esta segunda adicción si bien tiene
múltiples fuentes de productos, que se ha diversificado en
los últimos años, mantiene a la cocaína como uno de sus productos de mayor
consumo, así las cosas, Colombia y Venezuela no son solo naciones a las que
considera a partir de la doctrina Monroe, estar bajo su área de influencia
“natural”, sino también proveedores “necesarios”, y hasta cierto punto
“indispensables” para saciar sus adicciones.
La estrategia de dominación
El golpe de estado se inscribe
entonces, dentro de la estrategia “permanente” de dominación, orientada a
asegurar tanto el control de las reservas de materia prima, como la "realización" del modelo político económico capitalista mediante sus "mercancias", esta estrategia implica
acciones diversas, con antecedentes como la separación de las elecciones del
antiguo congreso nacional de las elecciones presidenciales en 1998, cosa que no
había sucedido en cuarenta años, esto ante la inminencia de la victoria como
presidente de Hugo Chávez Frías. La separación constituyo un recurso “legal”
orientado a convertir al Congreso en un instrumento de control de la gestión
del presidente, que resultó inútil, al convocar el Chávez la
Asamblea Nacional Constituyente (1999).
Abril de 2002 fue un momento de
intensificación de la agenda del golpe de estado, concretándose la detención
del presidente Chávez, pero ante el fracaso del golpe, derrotado por la
enérgica respuesta del pueblo bolivariano, movilizado y en las calles del país,
solo quedó a la “oposición” jugarse la carta del paro o “golpe” petrolero, que condujo
a la paralización total de la extracción de crudo, por varias semanas.
Derrotado el “golpe” petrolero,
sin que se detuvieran las conspiraciones y atentados, en espera de
circunstancias más propicias, se cierra un ciclo completo con la decisión de los
actores internos del imperialismo mundial (oposición) de no participar en el
proceso de elección de la Asamblea Nacional (2005), así estamos ante
“períodos” claramente diferenciables, tal como los describe C. Marx en “El
dieciocho brumario de Luis Bonaparte”.
Nicolás Maduro, Donald Trump y el
bloqueo
La muerte del Comandante Chávez
en 2013, que por sí sola pudo haber conducido a la caída del movimiento Bolivariano en Venezuela, en un escenario en el que ya bastante golpeada estaba la
izquierda y movimientos progresistas en el continente, fue superada, tanto por
las palabras del mismo comandante Chávez, como por la madurez del grueso del
liderazgo Bolivariano, en el que la consigna “Unidad, lucha, batalla y
victoria” ha calado de modo tal, que ha contenido la atomización del
movimiento.
El gobierno de Barak Obama cierra
con la declaración de Venezuela como “amenaza inusual y extraordinaria” el 9 de
marzo de 2015, mediante Orden Ejecutiva, y con ello abre una nueva etapa de agresiones
orientadas a “acelerar” el derrocamiento del Presidente Nicolás Maduro, a lo
que se unirá la elección del Presidente Trump, al que no le preocupan las “apariencias” ni el “decoro” o la “diplomacia”, declarando públicamente y colocando sobre la mesa la opción militar.
El sábado 4 de agosto de 2018, se
desarrollará un atentado contra el Presidente Nicolás Maduro, el primero de
este tipo ejecutado con drones, por un comando equipado y entrenado en
territorio colombiano, y el 10 de enero de 2019 el diputado Juan Guaido se
autoproclama presidente de Venezuela, cosa casi risible, si no hubiese sido
reconocido al instante por el Presidente Trump, seguido por otros 50 países.
Además se conformarse el grupo de Lima (creado en 8 de agosto de 2017), en instrumento fundamental para aupar
esta acción, darle soporte en la frontera y beligerancia en foros internacionales, así como posibilidades de acreditar embajadores y apropiarse estos gobiernos o empresas, especialmente bancos internacionales, de recursos en oro, efectivo y empresas propiedad del pueblo venezolano.
Si bien el bloqueo se endurece
diariamente, procurando hacer “saltar” los resortes de la economía Venezolana y crear condiciones de “sufrimiento” tales entre la población, que les resulte insoportable y derroque al gobierno
bolivariano, la tan promovida "explosión social" no ha ocurrido. Este período parece cerrar el 30 de abril de 2019 con la denominada
“Operación Libertad”, otro intento de golpe de estado fracasado, encabezado por
Guaido y que marcará el declive del liderazgo opositor, la imagen de unos racimos de plátano junto a una ametralladora, en el puente que pretendió convertir en bastión de la operación, sintetiza muy bien el resultado.
La espera en resistencia
De mayo a octubre, una larga
espera de las fuerzas enfrentadas, hacen entrar el conflicto en una especie de
“guerra de trincheras”. Precedida de las elecciones en México, en las que
resulta electo el 8 de agosto y toma posesión el 1 de diciembre de 2018, Andrés
Manuel López Obrador, con lo que se da inicio a un reflujo de las fuerzas de derecha en Latinoamérica, que si bien no alivia aun en lo material el bloqueo contra
Venezuela, da sentido a la resistencia heroica de este pueblo.
Vientos del pueblo me llevan
Los días recientes, con las
intensas movilizaciones primero en Honduras, seguidas de Ecuador y luego en Chile, la reelección de
Evo Morales en Bolivia, la contundente victoria de Alberto y Kristina Fernández
en Argentina, la ventaja marcada del Frente Amplio en la primera vuelta de las elecciones en Uruguay, marcan definitivamente un nuevo “período”, en el que las
pretensiones de un golpe de estado en Venezuela encuentran obstáculos cada vez
mas complejos. Los resultados electorales en El Salvador y Panamá, así como el importante revés electoral del partido del narco número 82 (Avaro Uribe) en Colombia y las primeras victorias electorales locales de las Farc merecen análisis detenido aparte, así como los logros del Frente Sandinista en Nicaragua, junto a la heroica resistencia del pueblo y gobierno de Cuba.
(Trabajo especial para el Diplomado:
Estudios de Hegemonía, Geopolítica y Comunicación en la Universidad
Plurinacional de la Patria Grande).
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