Hay un largo romance con mis "hijos e hijas", como he dado en llamar a los alumnos con los que he compartido ambientes de aprendizajes, aunque no pocos me superan en edad y otros tantos en conocimientos, y me he extasiado al aprender de todos ellos.
Considerando que ayer se aprobaron los recursos para la homologación de los sueldos de los docentes adscritos a la gobernación del estado Bolivariano de Miranda, y el largo conflicto del que hemos sido testigos en los Altos Mirandinos, o Altos de Guaicaipuro como preferimos llamarlos, no pudimos seguir desentendiéndonos del tema.
Apenas se hizo público la aprobación de los recursos por el Consejo Legislativo, de inmediato el debate se orientó a que era un logro de la lucha de los docentes, que era una acción y resultado de la política de gobierno (nacional y regional). Todos estos y otros argumentos tienen su grado de verdad.
Ahora bien ¿quienes argumentarán sobre el tiempo perdido?, ¿las graves deficiencias en la formación con las que quedarán los niños, niñas y adolescentes?, ¿la pata coja con que crecerá "el futuro"?. Está claro, les pagarán retroactivo a los docentes, pero estos no tienen ningún plan para recuperar el tiempo perdido, la "patria perdida", el "futuro perdido".
Empezamos por la parte final de nuestros argumentos, las otras cuatro ideas sobre las que hemos reflexionado, son;
Como revolucionarios, respaldamos, secundamos, y somos parte de las luchas del pueblo trabajador por sus reivindicaciones, contractuales, salariales, en fin por todas las conquistas y logros que valoramos como irrenunciables, todas ellas sometidas al ataque despiadado por parte del imperialismo, con las pretensiones de una renovada opresión "reunida en masa bajo un solo estandarte". En el terreno de la lucha sindical nuestro respaldo a un salario digno para los educadores, es intransigente e indoblegable.
Defendemos también a ultranza el principio del "interés superior" de niños, niñas y adolescentes, estudiantes de la educación pública, hijos e hijas del pueblo trabajador, por lo que ante la contradicción entre los derechos de unos a la protesta y a la huelga, y el derecho de otros a la educación, se dilucida el debate y se desvanecen las dudas, el derecho a la educación de niños, niñas y adolescentes del pueblo trabajador es inobjetablemente el "interés superior", ante el que todos los demás han de subordinarse.
También "... ya dejando atrás los tiempos de ingenuos e infantiles..." intuimos, ante indicios que sabemos no tardarán en convertirse en pruebas fidedignas, que los intereses en torno a los contratos mil millonarios de los seguros de Hospitalización, Cirugía y Maternidad, así como funerarios, e incluso en torno al Contrato Colectivo en si mismo, han "alimentado" el conflicto ante las "pérdidas" que acusan quienes participan de este negociado, y nos referimos a dirigentes sindicales, a altos cargos de la administración que precedió a la actual, también a empresarios de la salud, a propietarios de clínicas y funerarias, entre otros.
El entramado de intereses tras el conflicto, del que las únicas y verdaderas victimas, son los hijos del pueblo trabajador, supera por mucho el ruido de pitos, consignas, trancas y trompetas. Ahora los necrófagos de siempre pretenden saciar su sed al amplificar una confrontación y transformarla en agresión, blanden el trapo rojo de los colectivos, y le echan tierra al profundo daño causado a la república, en palabras del maestro Simón Rodríguez "Nadie hace bien lo que no sabe; por consiguiente nunca se hará República con gente ignorante, sea cual fuere el plan que se adopte", millones de horas del proceso de enseñanza aprendizaje perdidas para la república, serán ganancia de los fascistas y su apuesta a la oscuridad, que invierten en el futuro que desean sea de ignorancia, que conspiran contra la independencia y la soberanía, no desenmascararlos nos haría cómplices, y nuestro primer aporte para vencer la oscuridad, el odio y la sed de venganza, es hacer saber la verdad.
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#Henys
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