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▷Votar o no votar, de nuevo✔

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Por Henys Peña.

El nueve de diciembre (2018) serán las elecciones de concejales en Venezuela, pero antes quisimos recordar que también un nueve de diciembre el Mariscal Antonio José de Sucre, selló la primera independencia de Suramérica en la Batalla de Ayacucho (1824), es también la fecha de nacimiento de “La Pasionaria”, Dolores Ibárruri (1895), así como la fecha en que se desató la ofensiva contra “Casa Verde” por parte del presidente de Colombia para entonces, Cesar Gaviria (1990), en una infructuosa operación militar de exterminio contra el Secretariado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP).

Por veinte años, en cada elección hemos escuchado el argumento “estas elecciones son decisivas”, y en efecto cada una lo ha sido, las dos en que las fuerzas patrióticas no lograron la victoria, resultaron a corto y mediano plazo en que se desataran demonios, que no han sido contenidos y amenazan severamente el futuro del proceso de transformación y la república misma.

A la agresión criminal, al bloqueo antihumano, y al robo, del que los 500 millones de dólares en oro “congelados” en Inglaterra son solo un botón, a todo ello hay que agregar que la campaña sistemática y metódica del imperialismo, en todas sus formas, ha logrado hacer mella en la confianza no solo en el gobierno, sino en nosotros mismos. Poniendo en relevancia los efectos macabros del bloqueo, y no las causas, ha logrado además hacerse eco de nuestra “tradición pesimista”, cuando es necesaria la “Batalla de Ayacucho” una y mil veces.

De todos los funcionarios electos, es con seguridad a los concejales, a los que les corresponde la función pública más desprestigiada, y que ha ido perdiendo sentido. En el pasado era esta responsabilidad pública, una cantera de la que surgían futuros alcaldes, gobernadores e incluso candidatos presidenciales, ahora carece de todo brillo, carece del entusiasmo que alguna vez inspiró.

Es al “poder comunal” y no a la desesperanza, al que corresponde completar la tarea de aniquilación de esta vieja institución colonial, el cabildo español ha cumplido su ciclo, y las nuevas instituciones, que aún no son nuevas relaciones, cavan su fosa, al tiempo que el asedio se intensifica, pues nunca es más oscura la noche, sino cuando se acerca el amanecer.

Parece pertinente aclarar que no votar puede ser el instrumento para completar la tan deseada “deslegitimación” de la democracia protagónica y participativa, en pañales, y abonar el camino al desconocimiento del gobierno nacional, para cavar igualmente otro tipo de fosa, del tipo de las que ya hemos visto emerger “triunfantes” a Macris y Bolsonaros.

Votar con disciplinado conformismo, o no votar con irreverente arrechera, parece el dilema, por lo menos en esos dos planos pretenden colocarnos a decidir, cuando bien podemos votar con irreverente disciplina, constituir este voto en un reto, un voto que rechace al imperialismo, sus Macris y Bolsonaros, su bloqueo criminal, génesis de los graves males que nos acogotan a diario, que sea nuestra “Casa Verde”.

Pero también un voto que con la misma firmeza confronte la indolencia, el pesimismo, a “Los sembradores de cenizas” (Augusto Mijares), un voto de sepulturero, para enterrar la institucionalidad burguesa, que abra causes al poder comunal.

Esta vez en lugar de darle a “seleccionar todos”, toca revisar bien, porque “no todos son iguales”, alguna Dolores Ibárruri debe haber, y es necesario votar, pero solo por los que estemos seguros que merecen el voto, que se comprometan con el pueblo trabajador y con el poder comunal, con la tarjeta de la organización que mejor expresa este compromiso.

@COPYLEFT / TODOS LOS ERRORES RESERVADOS
#Henys

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